domingo, 30 de junio de 2013

LOS AÑOS MOZOS

La vejez debería ser la etapa más feliz del ser humano, aquella cuando la persona está en su máximo sentido de reflexión y espiritualidad y donde necesita  seguir con actividad física y mental.
En nuestro país, existe un marcado tratamiento para los adultos mayores. En la sierra se mantiene un mayor respeto por una cuestión cultural, mientras que en la costa se maneja un comportamiento de rechazo, ya que estamos en la era de la modernidad, donde la juventud y el protagonismo, han postergado a este segmento de la población a la categoría de “inhabilitados” para el sector productivo.
Son las contradicciones de una cultura que tiene como eje la tecnología, que descarta con mayor velocidad al adulto mayor porque lo consideran una problemática y no un potencial humano, a pesar de que este sector ha crecido notablemente.



Vivimos en una sociedad que aún no está preparada para aceptar la vejez como una etapa natural de la vida. Entrar a una edad avanzada, significa “no apto para ciertas cosas”, incluida las oportunidades laborales. La ignorancia colectiva hace pensar que estas personas representan una carga para la familia y la sociedad. Felizmente, hoy existen esfuerzos para replantear el concepto de vejez y el aporte que pueden brindar a la sociedad.

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