Neuropsicopatología de la demencia
Partiendo de un concepto multidimensional y con
divergencia teórica del binomio normalidad
/ anormalidad, este trabajo nos propone una fotografía
actualizada de la psicopatología de
los trastornos psicológicos y conductuales en la
demencia.
Se inicia con un breve recorrido por los dos principales
modelos que teorizan sobre la
psicopatología de la conducta, el biomédico y el
psicológico, para adentrarse en los
trastornos psicológicos y conductuales específicos en las
demencias, donde se detalla el
proceso demencial desde la óptica del envejecimiento
normal y patológico hasta objetivar
una clasificación etiológica y anatomoclínica de las
demencias. Seguidamente se plantea
una actualización de la principal sintomatología
psicológica y conductual de referencia en las
demencias. En el proceso diagnóstico se valoran los
aspectos cognitivos y conductuales
imprescindibles para una correcta exploración
neuropsicológica del paciente demente. Y
finalmente se hace un breve recorrido por las dos
principales intervenciones, farmacológica
y psicosocial, de los trastornos psicológicos y
conductuales en la demencia.
MODELOS PSICOPATOLÓGICOS DE LA CONDUCTA
La normalidad/anormalidad en psicopatología
La psicopatología, en términos epistemiológicos, hace
referencia a la psique que padece o
que está enferma y, aunque comparte con otras ciencias su
interés por comprender la
conducta humana, se diferencia de esta por su interés
específico en la naturaleza y las
causas de la conducta anormal o psicopatológica, y su
principal objetivo es descubrir las
leyes que regulen esta conducta anormal o patológica
mediante el método científico.
De los diferentes elementos que conforman la definición
de psicopatología, el punto clave
reside en definir y conceptualizar perfectamente lo que
es una conducta desviada o anormal
en el marco de la psicología, lo cual resulta ser extraordinariamente complejo, ya que al
adjetivo de anormalidad se le otorga, generalmente, un
sentido peyorativo al término en sí,
aunque no comporte implícitamente ninguna connotación
negativa.
Por ello creo necesario
dejar claro que la psicopatología sólo se ocupa de aquellas
conductas anormales que, en mayor o menor grado,
representan una connotación negativa
para el sujeto, en términos de deficultar el propio
desarrollo cotidiano de la persona.
La dificultad en definir y conceptualizar la anormalidad
de las conductas es tal que, todavía
hoy, no se ha conseguido la deseable unanimidad del
término, sinó que siguen existiendo
importantes divergencias teóricas en la delimitación del
binomio normalidad-anormalidad, ya
que comunmente los diferentes criterios de anormalidad
que han ido surgiendo, sólo han
enfatizado en alguna de las dimensiones que lo forman,
sin que ninguno de ellos, de forma
aislada, sea un criterio suficiente como para definir la
anormalidad como un todo (Requena
Varón E., 2009), ya que el concepto de anormalidad tiene un carácter multidimensional y
relativo (Castejón Costa J.L., 2007):
Criterios estadísticos: Definen la
anormalidad psicológica a partir de los supuestos de
frecuencia y de continuidad.
Criterios clínicos: Definen la
anormalidad en base a la presencia de síntomas.
Criterios sociales e
interpersonales: Considera siempre al hombre dentro de un
contexto social, vinculando la anormalidad a una
cuestión, únicamente, de normativa
social
Criterios subjetivos o intrapsíquicos:
Limita el perfil de anormalidad al dictamen del
propio paciente de su situación o estado, en función de
la presencia de sentimientos
de sufrimiento y en la traducción de estos en
manifestaciones verbales y
comportamentales.
Criterios biológicos: Priorizan la
naturaleza biológica frente a la
psicología de las personas.
Modelos explicativos de la conducta anormal
La comprensión de los factores que inciden en la
aparición del trastorno mental y la
utilización de uno u otro criterio de referencia en la
conceptualización de la normalidad /
anormalidad de la conducta, se debe a la influencia de
las tendencias doctrinales de la
escuela que los explique, dentro del marco de la
psicopatología.
El mero hecho de conocer las variables responsables de
producir fenómenos
psicopatológicos deviene en una tarea compleja, dadas las
múltiples interrelaciones que
condicionan el desenvolvimiento del comportamiento
humano, ya que la singularidad de
cada persona es producto de las infinitas variables que
configuran su personalidad a lo largo
de un continuo proceso de desarrollo sensible a la
influencia de las diferentes experiencias
pasadas, presentes y futuras, que van configurando un
concepto único de interacción
acumulativa e historia interpersonal que determinará las
actuaciones de cada persona ante
sus propios acontecimientos vitales (life events) (Rigol
A., 2001. Reimpresión 2010).
Actualmente se le ha asignado una gran importancia a los
conceptos psicológicos y
socioculturales, debido a la ampliación que nos han
proporcionado de los enfoques y
términos médicos a la hora de definir la etiología. Ello
conlleva a la consideración de dos
modelos para la comprensión de la conducta anormal y/o
patológica:
Los modelos descriptivos, que desarrollan los tipos de
conductas patológicas en base a los
criterios del contínuum entre normalidad/anormalidad sin
abordar de forma específica las
causas desencadenantes e estas conductas.
Los modelos explicativos, que aportan sus conocimientos
en base al porqué de los factores
que inciden en los procesos psicopatológicos, y que es la
base sobre la que se ha llevado a
cabo el presente trabajo.
La enorme riqueza y complejidad de las variables habidas
y por haber en la conducta
humana conlleva que, en el seno de la psicopatología,
coexistan diferentes modelos
explicativos que interpreten e intervengan de forma muy
distinta sobre una misma realidad;
aunque lo cierto es que tampoco hay acuerdo en la
cuantificación de estos modelos, pues
hay autores hablan de los tres modelos de análisis de la
conducta anormal: biomédico,
psicométrico y
conductual o ambiental en psicología; mientras que otros autores
mencionan
cinco modelos diferentes dentro de la psicopatología:
biológico, psicodinámico, humanista,
conductual y cognitivo.
Por mi parte he optado por diferenciar únicamente dos
grandes modelos o corrientes
teóricas con suficiente entidad, y que definen e
interpretan la anormalidad (englobando a la
mayoría de los modelos anteriormente citados) en base a
los procesos subyacentes,
generadores de los procesos patológicos de la conducta de
las personas: biomédico,
psicológico y sociocultural.
Al hablar de modelos teóricos voy a hacer referencia a la
descripción que hace Lachman en
1960 referente a una analogía conceptual que nos sirve
para emprender una investigación
empírica (Mesa Cid, 1986), es decir un modo específico de
explicar ciertos aspectos de una
determinada realidad, mediante el cual se pretende
comprender una serie de eventos y
comportamientos enigmáticos de la conducta anormal y/o
patológica.
Modelo biomédico
Es el modelo tradicional de la medicina, asumido por la
psiquiatría y que todavía hoy se
mantiene vigente en el ámbito sanitario.
Según este modelo se considera que la conducta anormal es
producto de una patología
orgánica causada por un agente orgánico definido
(Castejón Costa J.L., 2007). La
anormalidad no es más que un mal funcionamiento
físico-anatómico producto de una
alteración cerebral (Requena Varón E., 2009).
Su metodología se fundamenta en la agrupación
sintomatológica (signos o manifestaciones
observables, directamente o a través de instrumentos, a
raíz de los cuales se infiere una
conclusión) concurrente en un síndrome, es decir, a
partir de uno o varios signos
conductuales se infiere una disminución
físico-patológica.
Se utilizan diferentes perspectivas para explicar la
etiología de la conducta anormal desde
este modelo teórico (los microorganismos, la genética, la
bioquímica y la neuroanatomía),
dándosele una gran importancia a la predisposición
genética en interacción con agentes
patógenos externos -distinguiendo entre trastornos
mentales orgánicos y funcionales, y
valorando el aprendizaje actual de los sujetos- e
ignorándose el potencial de aprendizaje
que estos puedan tener.
Modelo psicológico
Si bien los factores biológicos son importantes en muchas
de las formas de las conductas
anormales, lo cierto es que la gran mayoría de estas
conductas patológicas surgen como
resultado de conflictos psicológicos ajenos a la
condición orgánica de los individuos. Por ello
el modelo psicológico considera la conducta en términos
de un continuum entre normalidad y anormalidad,
sin que exista, a diferencia del modelo biomédico, un punto de corte
definido
para diferenciar la normalidad/patología de la conducta,
y considerando la anormalidad en
función de una desviación estadística de la conducta,
respecto a la media de la población de
referencia.
De aquí parte la neutralidad valorativa que se le
presupone a este modelo teórico, donde lo
normal y lo anormal no es bueno o malo en sí.
Modelo psicológico
Si bien los factores biológicos son importantes en muchas
de las formas de las conductas
anormales, lo cierto es que la gran mayoría de estas
conductas patológicas surgen como
resultado de conflictos psicológicos ajenos a la
condición orgánica de los individuos. Por ello
el modelo psicológico considera la conducta en términos
de un continuum entre normalidad y anormalidad,
sin que exista, a diferencia del modelo biomédico, un punto de corte
definido
para diferenciar la normalidad/patología de la conducta,
y considerando la anormalidad en
función de una desviación estadística de la conducta,
respecto a la media de la población de
referencia.
De aquí parte la neutralidad valorativa que se le
presupone a este modelo teórico, donde lo
normal y lo anormal no es bueno o malo en sí mismo, sino
en referencia a los demás.
Orientación psicodinámica
La conducta trastornada es consecuencia de un conflicto
inconsciente, debido al hecho de
que las personas no son conscientes de sus motivaciones,
conflictos y frustraciones más
importantes.
A pesar de ser los primeros en reconocer la importancia
de los factores psíquicos en la
aparición de conductas patológicas, están muy arraigados
con el modelo médico, pues
parten del hecho de que los síntomas son manifestaciones
de procesos subyacentes, si bien
es cierto que no los consideran procesos del orden
biológico.
Orientación conductual
Se establecen las causas de la conducta anormal en las
manifestaciones observables del
comportamiento, enfatizando el aprendizaje como factor
clave de desarrollo del individuo,
situando los antecedentes de la conducta anormal de las
personas en los procesos
inadecuados de aprendizaje y en ambientes específicos;
sin llegar a negar el papel
condicionante que ejercen los factores causales de base
orgánica como los genéticos i
prenatales, entre otros.
Orientación cognitiva
Sitúan las bases de una conducta patológica en los
procesos cognitivos deficitarios de las
personas, unos mecanismos internos, dañados, mediante los
cuales debería procesarse y
asimilarse la información y los conocimientos adecuados
para constituir la base apropiada
de aprendizaje cognitivo-conductual de las personas.
Orientación sociocultural
Sitúa las causas de la conducta anormal en la sociedad,
fuera del individuo, presuponiendo
la existencia de diferentes mecanismos marginadores
(sociales, culturales y económicos),
como los causantes de las conductas patológicas de las
personas.
Este modelo interacciona, en cierta manera, con los
anteriormente citados, dado que los
factores socioculturales ejercen su influencia dentro de
los límites biológicos y mediante
procesos psicológicos (Mesa Cid, 1986).
Muy buena información sobre la demencia de Alzheimer, bastante interesante la párrafo que dice "lo cierto es que la gran mayoría de estas conductas patológicas surgen como
ResponderEliminarresultado de conflictos psicológicos ajenos a la condición orgánica de los individuos"
sí, lamentablemente hay estímulos los cuales afectan mucho a estas personas, lo cual desencadena como consecuencia problemas de este tipo.
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