El envejecimiento es en si mismo un proceso cuya calidad está directamente relacionada con la forma como la persona satisface sus necesidades a través de todo su ciclo vital.
La persona es un ser de necesidades múltiples e interdependientes, por ello las necesidades humanas deben entenderse como un sistema en que las mismas se interrelacionan e interactúan y se satisfacen en tres contextos: en relación con uno mismo (Eigenwelt), en relación con el grupo social (Milwelt) y en relación con el medio ambiente (Umwelt).
La satisfacción de las necesidades de la especie humana, es lo que condiciona la llamada “Calidad de Vida” y esta es, a su vez el fundamento concreto de bienestar social.
Bienestar se ha identificado con “desarrollo económico”, “con la riqueza familiar o individual“, “con el nivel de vida“, “con el estado de salud“, “con la longevidad individual“, con la calidad y cantidad de los “servicios médicos“, con los “ingresos o salarios“ con “la satisfacción de necesidades y deseos “y con la existencia de la llamada “felicidad“, elementos todos que individual o conjuntamente pueden ser sentimientos transitorios y que se traducen en calidad de vida como expresión del bienestar, pero que no pueden ser estudiados en forma simplista y descriptiva sino como, el resultado de ese complejo de elementos expuestos.
San Martín y Pastor autores de Epidemiología de la Vejez entre otras muchas obras, buscando obtener indicadores sociales de calidad de vida, han clasificado nueve dominios que representan significativamente los elementos sociales, ambientales, poblacionales que más influencian la calidad de vida y el bienestar de la población y podrían clasificarse en:
- Aspectos del ambiente físico- biológico, referidos a los elementos del ambiente natural-ecológico en que se vive: el clima, condiciones geográficas, etc.
- Elementos del ambiente social * Se refieren a todos los elementos que conforman lo que llamamos “ sociedades de tipo humano “ que implican estructuras, funciones, actividades, relaciones, familia, convivientes, seguros sociales.
- Bienes y servicios disponibles en relación a la situación económica, personal y familiar: accesibilidad de bienes y servicios.
- Seguridad de las personas.
- Igualdad o desigualdad de oportunidades sociales y grado de participación de la población en los asuntos sociales y comunitarios. *
- La accesibilidad física, geográfica, económica, cultural, educacional, artística, empleo y trabajo, vivienda, etc.
- La percepción objetiva y subjetiva de la calidad de vida y el bienestar por el individuo y la comunidad *
- Situación de salud (nivel-estructura) individual y colectiva *
- Desarrollo de la personalidad, cultura y educación *
- Trabajo y empleo *
- Situación económica, personal y familiar *
- Reposo, deporte, vida cultural y artística, distracciones.
- Nivel de vida de la comunidad: grupos, familias, individuos.
- Modos de vida-estilos de vida: hábitos, costumbres, comportamientos, creencias*
* Básicos según los autores.
En Colombia (4), el concepto de calidad de vida se confunde con nivel de vida y se reduce a los indicadores, porcentajes y estadísticas de cómo vive la gente y la satisfacción de sus necesidades básicas. Se mide en términos físicos: vivienda, servicios públicos, área construida, etc. Se observa a través de los estudios de pobreza con los conceptos de desnutrición, infraconsumo, bajos niveles educativos, inserción inestable en la producción, condiciones sanitarias y habitacionales precarias.
Por ello, Solano Berrío en documento periodístico publicado en Medellín (4) plantea considerar la calidad como algo mucho más lejos de los simples y frios indicadores económicos y propone el uso de los siguientes indicadores, no lejano de lo planteado por otros autores.
- Disfrute de la afectividad.
- Respeto de los derechos humanos.
- Felicidad.
- Autorrealización.
- Acceso al trabajo, la salud y la recreación.
- Oportunidad de empleo y seguridad social.
- Posibilidades de acceder a una vivienda digna con todos los servicios públicos.
- Participación en las acciones colectivas.
- Respeto por la democracia.
- Acceso a los nuevos medios electrónicos.
- Disfrute de las manifestaciones artísticas.
- Facilidad de estudiar investigar y actualizarse en los campos en los que a cada uno le interesa y dominar siquiera una lengua extranjera.
- Espacios de participación.
- Capacidad de desarrollar un concepto de ciudadanía.
- Garantía para ser interlocutor y sujeto activo de los procesos de la sociedad.
Lo anterior ha hecho necesario incursionar un poco en la temática sobre las características que se presentan en esta etapa de la vida, para que la calidad de vida durante la vejez sea diferente en su conceptualización y medición, porque para considerar el envejecimiento desde el punto de vista del individuo que envejece hay dos tipos de aspectos subjetivos que son pertinentes: Los Cognitivos referidos a los significados que el individuo atribuye a lo que le pasa y a su situación y los afectivo–volitivos referidos a los sentimientos que motivan a los individuos a estimar sus circunstancias, a los estados de ánimo que las encaran y a su disposición para actuar sobre ellas.
En el componente cognitivo se pueden dar tres situaciones: la resignación, la adaptación y la aceptación y búsqueda de vivir la vejez del mejor modo. En esta última las personas descubren su sentido positivo de vida en la reflexión y la comprensión y descubren su compromiso con lo que pasa alrededor, al asumir que, independiente de la edad se sigue siendo un ser en el mundo.
Los individuos deben enfrentar intencionalmente su proceso de envejecimiento. Envejecer bien o mal depende, dentro de los márgenes fijados por el contexto social, de los mismos individuos que envejecen.
El proceso del envejecimiento del organismo humano no puede reducirse a un mero proceso biológico, debe analizarse en el contexto total en que se produce: la naturaleza compleja del hombre que es un ser biológico – cultural – social – mental y espiritual integradamente y la naturaleza compleja de las sociedades humanas: ecológico, ambiental, social, económico, cultural. El envejecimiento no es una enfermedad como algunos lo plantean. El envejecimiento del organismo humano es un proceso individual y colectivo a la vez en el sentido que se produce en el individuo pero es muy condicionado por la sociedad, por la calidad de vida y por los modos de vida.
“Los ancianos constituyen uno de los grupos de edad en toda sociedad humana, el remedio, entonces, es darles el rol que les corresponde en la sociedad. No son inválidos ni idiotas, aunque los hay como en todas las edades de la vida. Las vejeces patógenas, con demencia senil no son más del 5 – 6% en la población mayor de 65 años; mucho más abundante son los síntomas de insatisfacción existencial (soledad, angustia, estres, aburrimiento) consecuencia de la inactividad física y mental y la falta de sentido de sus vidas “.
Para Berenice L. Neugarten (1974) citado por Espinosa Salazar, la satisfacción de vida de los envejecientes se define según los siguientes criterios: satisfacción en las actividades diarias, significado de la vida haciéndose responsable de la misma, percepción del logro de metas de vida, autoimagen y actitud hacia la vida.
Rocío Fernández – Ballesteros, psicóloga especializada en envejecimiento y vejez, en varias publicaciones e investigación sobre el tema y sobre otros aspectos de evaluación psicosocial, especialmente en la publicación “Calidad de vida en la vejez en los diferentes contextos”, consolida toda la teorización general y específica anterior, resalta como actualmente todos los planes y programas de servicios sociales dirigidos a los mayores y a otros grupos poblacionales tienen como objetivo incrementar la calidad de vida para alcanzar el estado de bienestar. Enfatiza teóricamente y con aplicación en la práctica en la especificidad del concepto de calidad de vida en las personas mayores, que aunque mantienen aspectos comunes con otros grupos poblacionales, tienen otros factores importantes que inciden en los ancianos como es la autonomía. Rechaza la igualdad que algunos autores han querido dar a la calidad de vida con el estado de salud del individuo y concreta en la multidimensionalidad con factores personales tales como salud, habilidades funcionales, relaciones sociales, actividades de ocio y satisfacción y factores socioambientales: apoyo social, condiciones económicas, servicios de salud y sociales, calidad del ambiente y aspectos culturales.
Referencia esta autora, la necesidad de que el concepto de calidad de vida contenga elementos subjetivos o sea la valoración, juicio o sentimiento sobre salud percibida, satisfacción social, necesidades culturales, valoración del entorno, servicios de salud y sociales percibidos y elementos objetivos o de medición real sobre la calidad ambiental, la disponibilidad de servicios de salud y sociales, la salud objetiva (valoración), el apoyo social y factores culturales. Por ello “la evaluación de la calidad de vida tiene que contemplar una visión multidimensional, con componentes subjetivos y objetivos en la operacionalización de sus distintas condiciones y dimensiones “.
Con estas conceptualizaciones y el modelo práctico de medición utilizado por la autora en su investigación sobre Calidad de vida en la vejez y considerando que, en Colombia como en muchos otros países en desarrollo, la cultura actual está condicionada por la producción y la competencia, el anciano ha perdido poderes y derechos que lo han marginado de la sociedad creando una serie de estereotipos negativos de persona enferma, incapaz de producir, limitado e incompetente para asumir tareas y ejercer funciones, situaciones que han llevado al anciano y en la mayoría de los casos a la familia a aplicar alternativas como la institucionalización, que por las condiciones negativas como se presenta, no permiten que el anciano tenga adecuada calidad de vida y por ende unas satisfactorias condiciones de bienestar.
El índice de calidad de vida en la población anciana de Colombia, como la de otros grupos poblacionales, se desconoce, a pesar de que el objetivo de la política relativa a la atención al envejecimiento y a la vejez de la población colombiana, sea elevar las condiciones de vida de las personas de mayor edad y elevar la calidad de vida de toda la población para que alcancen una vejez saludable y satisfactoria, aún se prioriza la atención institucional, en instituciones de carácter público y privado, con ingresos ocasionales e insuficientes producto de contratación con el Estado, que funcionan en edificaciones adaptadas y generalmente con un número de usuarios superior a la capacidad real de utilización.
Con el objetivo general de comparar algunos componentes de calidad de vida de los ancianos que residen permanentemente en los Centros de Bienestar del Anciano del departamento de Antioquia, Colombia, con los mismos componentes de Calidad de Vida de los ancianos que residen en la comunidad y participan en los programas de Puertas Abiertas, con el fin de establecer cual alternativa de atención puede generar mejor calidad de vida, se realizó una investigación cuyos resultados, producto de la comparación de los grupos en un momento dado permitieran tomar decisiones y orientar las acciones en los programas de atención a esta población.
CONCLUSIONES
El análisis de algunos componentes de calidad de vida en personas mayores que residen en dos ambientes diferentes, compendiados en ocho áreas, permitió concluir:
1. En referencia a las condiciones sociodemográficas, existe una diferencia importante por edad, sexo y estado civil como determinante para recurrir a la institucionalización, siendo ésta más frecuente en personas de mayor edad, de sexo masculino y solteros(as). Los antecedentes laborales han sido más desfavorables (desempleo) para los participantes en el Programa de Puertas Abiertas, sin embargo, de los que reciben ingresos, los de Puertas Abiertas están en mayor proporción porque además tienen con mayor frecuencia renta propia y apoyo familiar, contrario a lo que sucede con los del CBA que dependen más del apoyo social y filantrópico, sin embargo en ambos grupos, la proporción de quienes tienen ingresos es baja porque no tuvieron antecedentes laborales o éstos fueron como trabajador independiente, factor apoyado por el analfabetismo real o funcional que es muy alto en ambos grupos de estudio, sin diferencias importantes entre ellos.
2. En el área de salud subjetiva, la percepción del estado de salud, la visión futura de la salud y la valoración de la salud propia con respecto a la de otros, los ancianos consideran que su estado de salud ha sido regular en el último año, pero también en altas proporciones se sienten satisfechos con su estado de salud actual, siendo el grado de satisfacción mayor en los participantes en el PROPA.
Aunque para los ancianos la percepción de su salud futura y su salud en referencia a la de sus compañeros se presenta en proporción muy alta como mejor, la diferencia es mucha entre los grupos porque los del CBA la perciben más negativa que los del PROPA.
3. Respecto a la salud objetiva, la presencia de enfermedad o problemas crónicos de salud, puede decirse que la proporción observada supera la mediana y lo esperado en ambos grupos, sólo con diferencias en el orden de presentación.
Las molestias o síntomas presentados por los ancianos en el mes previo a la entrevista mostró mayor frecuencia de algunos síntomas en los ancianos del Centro de Bienestar del Anciano, lo cual puede tener explicación en su situación de aislamiento familiar y falta de actividad.
La frecuencia de visita médica es alta en ambos grupos, dato que se contradice con lo hallado sobre problemas de salud y con lo observado en la información sobre hospitalización e incapacidad por enfermedad pero que puede relacionarse con una búsqueda de comunicación por parte del anciano.
Existe en los ancianos policonsumo de medicamentos, obedeciendo éste a factores culturales de formulación médica y automedicación. En este sentido hay diferencias y son muy distintos los medicamentos consumidos en cada grupo, atreviéndonos a decir que el consumo de algunos medicamentos se debe a alteraciones psicológicas no manifiestas.
Podría sintetizarse en el área de salud objetiva que la población anciana es relativamente sana, con una prevalencia mayor de problemas osteomusculares, lo que contradice la creencia popular y biologista de vejez igual enfermedad.
4. Referido a la salud psíquica, aunque hay diferencias en las proporciones observadas en los grupos, podría decirse que en la globalidad de las variables psicológicas, las condiciones son más negativas para los participantes en el PROPA, explicable porque tienen que enfrentarse a un medio familiar y social que genera inestabilidad , caso contrario a lo que ocurre a los residentes en el CBA, que al menos sus necesidades básicas están satisfechas.
En algunos de los indicadores de depresión, los hallazgos señalan proporción mayor con sentido negativo para los residentes en el CBA, en 22 de los 30 items considerados.
En la valoración de la ansiedad, las diferencias no son importantes y los ancianos de ambos grupos presentan un nivel moderado o mínimo de ansiedad.
5. Relacionado con el área de habilidades funcionales que determinan la autonomía, la percepción sobre éstas en el pasado, en la actualidad y en el futuro es positiva en un alto porcentaje de ancianos, sin embargo, hay diferencias entre los grupos siendo superior la percepción positiva hacia el futuro de los participantes en el PROPA y resaltando para los del CBA, el hecho de que hace cinco años su autonomía era mejor, situación que conduce a proponer alternativas para evitar que este deterioro continúe.
En las actividades cotidianas realizadas por los ancianos: cuidar su aspecto físico, comer solo, vestirse y desvestirse, caminar, bañarse, e ir al sanitario, se observan diferencias, Los ancianos residentes en el CBA tienen más dificultad para realizarlas e incluso existe mayor proporción de no hacerlo.
Igualmente en las actividades instrumentales los resultados son diferentes y el no hacerlas o hacerlas con mucha dificultad es más frecuente en los residentes en el CBA. Algunas que en alta proporción no realizan éstos son, asear la habitación, salir de compras y arreglar el jardín, etc.
6. El consumo y la frecuencia de consumo de cigarrillo o tabaco como estilo de vida no es una variable que tenga proporción considerable, aunque sea un poco mayor en los residentes en el CBA.
El consumo de bebidas alcohólicas igualmente es bajo en la vida diaria de los ancianos pero los participantes en el PROPA consumen alcohol en mucha más proporción que los residentes en CBA. En eventos especiales casi todos los ancianos consumen algo de bebidas alcohólicas.
Es llamativo que el consumo de una dieta balanceada no haya mostrado una diferencia porque hay unos mejores hábitos alimentarios en los residentes en el CBA, instituciones que reciben asesoría y vigilancia nutricional periódica o permanente.
Las actividades habituales y de la vida diaria que realizan los ancianos son pocas y en general de carácter pasivo, excepto las relacionadas con las actividades domésticas entre los participantes del PROPA, pero la diferencia que se observa es en la satisfacción que les produce el realizar estas actividades, que es muy superior en los participantes en el PROPA que en los residentes en el CBA, para quienes la actividad que realizan es más de carácter pasivo.
7. Las relaciones sociofamiliares en el margen de la convivencia actual y la satisfacción con la misma, tiene diferencias importantes en cuanto a la satisfacción en la relación con los hijos, nietos, otros familiares y amigos, siendo muy notoria la diferencia en cuanto a frecuencia de visitas para los que viven independientes de su familia nuclear, que se dan con mucha más frecuencia entre los participantes en el PROPA, situación que se repite en cuanto a las visitas de otros familiares. Sin embargo, las visitas sociales se dan con mayor frecuencia para los residentes en el CBA.
En el trato y atención recibida tanto por familiares directos o indirectos como por amigos, vecinos y el personal de la institución o de los programas, es satisfactorio, sin diferencias por grupo de ancianos.
En la pertenencia a grupos se observa mayor frecuencia de participación para los ancianos del PROPA, pero en grupos religiosos la mayor participación la tienen los residentes del CBA.
La satisfacción de los ancianos por la pertenencia y participación en grupos recreativos, religiosos, comunitarios y de la tercera edad es alta no así, en los grupos culturales cuya participación les genera poca satisfacción.
8. La conceptualización global sobre calidad de vida mostró diferencias significativas, siendo el concepto de calidad de vida regular más frecuente entre los participantes en el PROPA y el concepto calidad de vida mala, más frecuente entre los residentes en el CBA, aunque la proporción en este último caso es muy baja.
9. Para los ancianos los factores que más inciden, en orden de importancia en su calidad de vida son: tener buena salud, tener oportunidad de aprender y conocer, poder valerse por si mismo y seguridad en el medio donde viven. A partir de estos cuatro hay diferencias por grupos de ancianos así:
Para los residentes en el CBA el quinto lugar de importancia corresponde a tener buenos servicios de salud y bienestar, seguido por buenas relaciones sociofamiliares y buenos ingresos.
Para los participantes en el PROPA el quinto lugar lo ocupa el sentirse contento con la vida, seguido por mantenerse activo, tener buenos ingresos y tener buenos servicios de salud y bienestar.
En síntesis, los componentes de calidad de vida con orientación positiva los presentan los participantes en el PROPA, al igual que en la mayoría de los análisis descriptivos, pero esto no nos permite decir cual de los dos grupos de ancianos, los participantes en el PROPA o los residentes en el CBA, tiene mejor calidad de vida sino que nos induce a pensar en el hecho de la individualidad del envejecimiento y a confirmar más las teorías de que la calidad de vida es un concepto multidimensional con componentes subjetivos y objetivos.
REFERENCIAS
1. Espinosa, E. y Libreros, M. (1995). Modelo básico para el mejoramiento de la calidad de vida del viejo recluso durante su permanencia en la cárcel del distrito judicial de Cali. Santiago de Cali. Tesis de grado, Universidad de San Buenaventura, Valle, Colombia.
2. Max-Neff, M. (1986). Desarrollo a Escala Humana. Una opción para el futuro. Cepaur. Fundación Dag Hammarsk jöld. Santiado de Chile.
3. San Martín, H. y Pastor, U. (1990). Epidemiología de la Vejez. Ed. Interamericana. México.
4. Solano, B. T. ¿Cuál calidad de Vida? En el mejor de los casos esta superdeteriorada. (1997). Documento periodístico. Medellín. Colombia.
5. Barros, C. (1194). Aspectos Sociales del Envejecimiento. En: La atención de los ancianos: Un desafío para los años noventa. OPS, 546. Washington D.C. USA.
6. Fernández-Ballesteros R. Zamarrón, M. y Macía, A. (1997). Calidad de Vida en la Vejez en los distintos contextos. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Instituto Nacional de Servicios Sociales (Inserso). Madrid, España.
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