Tabla 1: Fármacos asociados con depresión 4
Digoxina
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Tiazidas
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Propanolol
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Amantadina
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Bromocriptina
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Levodopa
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Haloperidol
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Benzodiazepinas
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Barbitúricos
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Carbamazepina
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Fenitoína
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Penicilina G
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Antituberculosos
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Sulfamidas
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Metoclopramida
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Ampicilina
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Hormonas anabolizantes
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Ranitidina
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Antineoplásicos
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Tabla 2: Enfermedades asociadas a depresión
Deshidratación
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Alteraciones del sodio
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Hipo e hiperglucemia
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Alteraciones del calcio
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Diabetes mellitus
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Enfermedad de Addison
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Déficits vitamínicos
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Tumores
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Infecciones
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Insuficiencia cardiaca
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Infarto al miocardio
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EPOC
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Colon irritable
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Artrosis
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Incontinencia urinaria
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Enfermedad de Paget
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Demencia
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Infartos cerebrales
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Enfermedad Parkinson
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Factores psicosociales: Como experiencias adversas en
la infancia:
dificultades cotidianas y crónicas, eventos indeseables en la vida, red social
limitada, bajaautoestima,
perdida de la salud, etc.
Se pueden resaltar algunas características especiales de la
depresión en el anciano:
Acentuación patológica de los rasgos premórbidos.
Escasa expresividad de la tristeza.
Tendencia al retraimiento y aislamiento.
Dificultad para reconocer los síntomas depresivos.
Deterioro cognitivo frecuentemente asociado.
Expresión en formas de quejas somáticas.
Mayor frecuencia de síntomas psicóticos. Delirio.
Posibles trastornos de conducta. Irritabilidad.
Presencia de comorbilidad. Pluripatología.
Enfermedad cerebrovascular frecuente.
Presencia de polifarmacia.
Depresión mayor
También llamada depresión endógena,
primaria o no reactiva, es la melancólica clásica.
Se define por la presencia, durante al menos dos semanas, de
cinco o más de los siguientes síntomas, siendo obligada la presencia de los dos
primeros:
1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi
todos los días. Puede ser referido por el propio paciente en forma de tristeza,
o sentimientos de vacío (lo que va a ser menos frecuente en el anciano) u
objetivarse por la presencia, por ejemplo, de llanto.
2. Disminución acusada del interés o de la capacidad para el
placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi
todos los días (referido por el propio paciente u observado por otros). Esta
anhedonia, acompañada generalmente de apatía, no siempre resulta fácil de
valorar en ancianos arrinconados o privados de estimulación en su entorno.
3. Aumento o pérdida importante de peso sin hacer régimen
y/o aumento o pérdida de apetito, casi cada día.
4. Insomnio o hipersomnia casi cada día.
5. Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día
(observable por los demás, no mera sensación de inquietud o de estar
enlentecido).
6. Fatiga o pérdida de energía casi cada día.
7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados
(que pueden ser delirantes) casi cada día.
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o
indecisión casi cada día (ya sea una percepción subjetiva
o una observación ajena).
9. Pensamientos recurrentes de muerte (no
sólo temor a la
muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico
o una tentativa de suicidio o
un plan específico para suicidarse.
No deben incluirse los síntomas que sean claramente debidos
a enfermedad médica (por ejemplo, hipotiroidismo) o a los efectos fisiológicos
directos de una sustancia (una droga o
un medicamento). Esto no siempre es fácil de establecer en el anciano, sobre
todo con los síntomas físicos, como la pérdida de apetito o el insomnio, que
pueden deberse tanto a enfermedades como a la depresión.5
Distimia. Se caracteriza por síntomas depresivos menos
graves pero crónicos, mantenidos incluso durante años. Es otro tipo de
depresión de las consideradas endógenas y los criterios DSM-IV para su
diagnóstico incluyen:
1. Estado de ánimo crónicamente deprimido, la mayor parte de
la mayoría de los días, manifestado por el sujeto u observado por los demás,
durante al menos dos años.
2. Debe presentar dos o más de los siguientes síntomas:
a) Pérdida o aumento de apetito.
b) Insomnio o hipersomnia.
c) Astenia.
d) Baja autoestima.
e) Dificultades para concentrarse o para tomar decisiones.
f) Sentimientos de desesperanza.
3. Durante ese período de dos años, el individuo no ha de
estar sin síntomas durante más de dos meses seguidos.
Además debe cumplirse que no haya existido un episodio
depresivo mayor durante los dos primeros años de la alteración y que nunca haya
habido un episodio maníaco, mixto o hipomaníaco. Las alteraciones no deben
aparecer, exclusivamente, en el trascurso de un trastorno psicótico crónico
como la esquizofrenia o
un trastorno delirante. Ha de descartarse que los síntomas sean debidos a
enfermedad médica o a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (una
droga o un medicamento). Para cumplir todos los criterios, los síntomas han de
causar un malestar clínicamente significativo o deterioro social o de otras
áreas importantes de la actividad del individuo.
Trastorno adaptativo
Los criterios DSM-IV para el
diagnóstico de trastorno adaptativo son:
1. Síntomas emocionales o conductuales en respuesta a un
estrés identificable que aparecen dentro de los 3 meses siguientes a este
estrés.
2. Síntomas que producen malestar mayor de lo esperable en
respuesta al factor estresante y deterioro de la actividad laboral o social.
3. La alteración no es un trastorno específico ni es una
exacerbación de un trastorno preexistente.
4. Los síntomas no responden a un duelo.
5. Una vez desaparecido el estrés o sus consecuencias, los
síntomas no persisten más de 6 meses.
El trastorno adaptativo con humor depresivo se considera el
tipo de depresión más frecuente en el anciano.
En el anciano son frecuentes desencadenantes la enfermedad
física, sobre todo si se acompaña de pérdida funcional y dependencia, los ingresos hospitalarios,
la institucionalización, que actúen como factor estresante identificable que
desestabiliza y rompe el equilibrio psíquico
del anciano, apareciendo ansiedad (más frecuente) o clínica depresiva. Se
considera que la reacción emocional debe ser desproporcionada a lo esperado y
al desencadenante identificable en los tres meses previos. La recuperación
puede ocurrir en 6 meses o evolucionar hacia la cronicidad. Debe diferenciarse
el trastorno adaptativo del duelo normal, que es la reacción emocional frente a
una pérdida. Las manifestaciones pueden incluir sentimientos de culpa, ansiedad
con síntomas corporales como falta de aire, opresión
en el pecho, falta de apetito, mayor irritabilidad, etc. Clásicamente, el duelo
se divide en distintas fases o etapas, que incluyen básicamente: negación,
ira, negociación,
depresión y aceptación. Si el duelo se elabora satisfactoriamente, debe
evolucionar hacia la resolución en un plazo menor de seis meses.
La relación intentos de suicidio frente
a suicidios consumados es similar en este grupo de edad, de 65 años y más son
16.9 suicidios por cada 100 000 personas. El anciano/a que desea morir y elige
suicidarse va a matarse de una forma incluso largo tiempo planificada, no
impulsivamente, siendo mucho menos frecuente que se utilice la tentativa
autolítica como una forma de presión, un
chantaje emocional o una llamada de atención a su entorno. Apoyando esta
afirmación, las formas de suicido más frecuentemente utilizado en adultos
mayores son las armas de
fuego y una alta proporción de ancianos, comparados con una población más
joven, usa métodos muy violentos, incluidas cuchilladas y otras heridas por
armas blancas (por ejemplo, sección de yugular), el ahorcamiento y el uso de
tóxicos (venenos). Por tanto, las personas mayores, potencialmente suicidas,
avisan con menos frecuencia y efectúan menos intentos frustrados que los
jóvenes, por lo que los suicidios en ancianos pueden ser más difíciles de
predecir y, por tanto, de prevenir.
Síntomas. Sintomatología actual, incluyendo duración
y evolución.
Presencia de factores desencadenantes, por ejemplo, duelo, enfermedad,
etc; Antecedentes.Historia familiar
de depresión u otros trastornos psiquiátricos. Historia personal previa
de síntomas depresivos o maniacos, así como de trastornos psiquiátricos, por
ejemplo alcoholismo o
somáticos. Exploración física. Valorar especialmente la presencia de
trastornos endocrinológicos, infecciones, déficit neurológico, disfunción
cardiaca, o malignidad oculta; Exploración psicopatológica. Valorar la
presencia de alteraciones del humor y el estado afectivo, de la apariencia,
conducta y motricidad, de la percepción (alucinaciones) y el pensamiento (delirios),
de la autoestima y culpa, y de la ideación autolítica. Exploración
cognoscitiva. Valorar especialmente la presencia de alteraciones del nivel
de conciencia, memoria,
atención/concentración y capacidad de abstracción.
Pruebas complementarias. Química sanguínea,
biometría hemática completa, VSG, uroanálisis, pruebas de cribado en plasma
(ionograma, urea, creatinina, transaminasas), T3, T4, TSH, Vitamina B 12
y folatos. Pruebas psicométricas. Miniexamen cognitivo, escala geriátrica
de depresión, etc. 7
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